Huertas en Balcones


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Cuidar las plantas es una de las mejores terapias para el estrés, además se pueden cultivar alimentos en el propio hogar, con un sabor único y sin preservantes ni aditivos. Si la persona que quiere cultivar no tiene un gran patio ¡no importa! porque existen muchas técnicas para plantar en espacios tan reducidos como un balcón.
Si decides cultivar en tu terraza o balcón estarás ayudando al planeta, la biodiversidad y a ti mismo. ¿Quieres hacerlo pero no sabes cómo? Fácil, en Internet esta todo el apoyo que necesitas para que con materiales caseros y sin mucho dinero hagas un espectacular huerto. La recomendación es empezar poco a poco, con pequeños cultivos de una o dos especies, una vez que te acostumbre verás lo fácil y relajante que es y estarás listo(a) para tener más variedades que sean más compleja, lo mejor será cosechar alimento de tu propia huerta, fruto de tu cuidado, dedicación y cariño.
Aquí presentamos una guía corta y practica, ilustrada y maqueteada por la empresa de diseño española,“Estudio Mariscal” que entrega muchas ideas simples para que investigues y comiences a trabajar tu“Balcón comestible”.
Ajos, pimentones, menta, cebollines, manzanilla, cibulette, etc. Son solo algunos de los alimentos que podrías sacar cada mañana desde tu propia ventana. Para esto solo necesitas conseguir algunas semillas, un saco de tierra fértil y un lugar que reciba luz del sol por lo menos 6 horas al día. Si tienes talento para el diseño trasformarás tu huerto en la parte más hermosa, verde y colorida de la casa, con materiales tan simples como bidones, maceteros y tiras de cañamo para tus cultivos colgantes.
Atrévete a tener tu huerto, hermosea tu casa, relájate, comparte con la pachamama, aliméntate sano, ahorra el dinero que gastas en frutas, hierbas y verduras, comparte con la naturaleza. Haz todo esto solo con agua, tierra, sol y algunas semillas. No te arrepentirás.

Transformando tu casa en un huerto


Cultivar nuestros propios vegetales se esta convirtiendo en una necesidad, ya que en los tiempos que corren con transgénicos, baja calidad de los productos, o caso soy el único que le parece quelas verduras y frutas cada vez tienen menos sabor, y por último pero no menos importante los precios, ya que ahorrar un poco en comprar hortalizas y otros no viene nada mal.
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Mucha gente carece de espacios, ya que la arquitectura enfermiza sumada a los bancos avaros, han inflado los precios y cada vez tenemos menos metros cuadrados y mas caro, hasta que algunos jardineros motivados y sin espacio empezaron a probar cultivar sus paredes de cemento y así nacen los jardines verticales, ya hemos expuesto algunas soluciones en ecocosas al respecto, pero hoy les traigo todo un ejemplo en la cuestión, se trata de un jardinero Inglés llamado  Mark, el vive en Londres en una bonita casa pero sin mucho espacio para cultivar, empezó a cultivar en su balcón, en el año 2009 y se sorprendió por la cantidad de comida que podía cosechar.
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Para el 2010 decidió elevar la apuesta y lo consiguió produciendo casi 230 kilos de comida en la fachada de su casa, Mark construyó con sus propias manos contenedores con autorriego, hizo apoyos con cadenas, cañas y alambres para lograr que sus plantas crecieran verticales. También logro ahorrar espacio, mediante el uso de cultivos de crecimiento rápido que producen una cosecha rápida, intercalando cultivos de crecimiento rápido con las plantas de crecimiento lento, y con mucha planificación.
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Y no solo logro esta maravilla, sino que todo lo documento con un rigor científico y lo volcó en supagina web para compartir sus hallazgos y experiencias con el mundo, desde ecocosas hurra por Mark, un ejemplo de que poder es querer.

Huertas compartidas


Huerto

Cada vez más gente se atreve a tener un huerto en su propia casa, ya sea en un rincón del jardín, en la azotea, en una mesa preparada para huertos urbanos, o en maceteros grandes junto a la ventana. Todo vale y todo es buena idea para tener una fuente propia de alimentos obtenidos de forma natural. Lo que sea con tal de ir menos al supermercado y ahorrar algo a final de mes, o al menos quedarse como antes pero con la certeza de estar consumiendo productos sanos y de máxima calidad.

Alternativas no faltan. Quien tenga espacio en el jardín lo verá más fácil, pero quienes se tengan que apañar en un piso tampoco lo tendrán más complicado. Gracias a Huertos Compartidos, una iniciativa de la ONG Reforesta, los propietarios de terrenos infrautilizados y los que buscan un pedazo de tierra para cultivar pueden encontrarse y llegar a un acuerdo sin dinero de por medio. Tan sólo tierra por un lado y cosecha por el otro. Nada más.

Tú cultivas, yo te dejo la tierra

No hace falta tener tierras en el campo para sacar adelante un huerto. Un terreno pequeño puede ser suficiente para cultivar lo esencial, y de esos sobran en las ciudades: parcelas de áreas industriales sin utilizar, terrenos de colegios, comunidades de vecinos, antiguas huertas invadidas por el asfalto y que fueron abandonadas, zonas verdes que mantienen los ayuntamientos y de las que se ahorrarían los costes... Todos estos espacios son susceptibles de entrar en el programa de Huertos Compartidos a la espera de que haya alguien dispuesto a sacarles partido.

Huerto

Hay gente que disfruta haciendo deporte, dando paseos por la playa o tomanda cañas con los amigos. Pero también hay personas que ven en un huerto la mejor manera de desconectar y emplear su tiempo libre en una tarea sana, entretenida y útil. Ya no por una cuestión económica, sino por una cuestión lúdica, a mucha gente le gustaría poder tener un pedazo de tierra para tener sus propios tomates, pimientos, cebollas, lechugas o zanahorias.

Ambas partes pueden encontrarse fácilmente gracias a la red de propietarios y hortelanos que en pocos meses ha tejido Huertos Compartidos. El sistema promueve el contacto entre aquellas personas con terrenos y aquellas que desean cultivar, y pone a su disposición un contrato que regule con garantías las cesión de la tierra y su explotación. El acuerdo es simple: la cosecha se comparte a partes iguales, aunque también se pueden pactar otras condiciones de trueques, intercambio de terreno por conocimientos de horticultura o lo que cada una convenga.

Huertos compartidos, huertos ecológicos

Además de promover la aparición de zonas verdes donde antes había un solar en desuso, de fomentar ya de por sí una actividad tolerante con el medio ambiente y de dar color a las zonas urbanas, con los huertos compartidos se pretende además que sean cultivos ecológicos. Es el otro pilar de un proyecto comprometido con el entorno.

Huerto

No se permite el uso de productos químicos para trabajar la tierra ni de pesticidas, insecticidas o similares. El objetivo es poder disfrutar de un ejercicio al aire libre que mantenga la salud del suelo, que recupere las huertas tradicionales sin perjudicar el futuro del terreno y que se obtengan cosechas aptas para el autoconsumo.

Los huertos urbanos son también necesarios para el medio ambiente porque reducen el dióxido de carbono de las ciudades y favorecen la biodiversidad. Contribuyen además a formar una red económica verde que cada vez prescinda más de las largas cadenas industriales de alimentos.

Red social

Una iniciativa basada en compartir y no en fines comerciales tenía que tener en Internet su principal carta de presentación. El entramado de propietarios y hortelanos converge en la red social creada en Huertos Compartidos para ellos, para que se conozcan, lleguen a acuerdos y compartan sus conocimientos. Una simple aplicación de Google Maps localiza los puntos de todos ellos. A partir de ahí, cada uno busca lo que le interese y donde le interese.

Huerto

La retroalimentación que ofrece Internet tanto a los propietarios de terrenos como a los que los cultivan es básica para mejorar la experiencia. Todos pueden aprender de los demás, de sus logros, de sus errores, de lo que aporta quien se dedicaba hace años a trabajar la tierra, de quien entiende sobre ecología vegetal o de quien quiera compartir las recetas que prepara con su cosecha. Todo por el bien del conocimiento colectivo y del deseo de compartir.

La crisis los lleva al huerto

El aumento del paro y de las dificultades económicas, unido a la moda de los productos saludables, dispara el número de pequeños cultivos en la región para autoconsumo.


La crisis los lleva al huerto
La crisis los lleva al huerto  



OVIEDO, M. J. IGLESIAS La entrada de España en la 
Unión Europea modernizó la agricultura asturiana y creó explotaciones profesionales. Hoy, 26 años después, la crisis más grave que se recuerda ha hecho que los asturianos vuelvan a poner los ojos en la tierra para cultivarla, ahorrar en la cesta de la compra. Por toda la región empiezan a proliferar huertas, propias o alquiladas, con más o menos metros y una motivación común a todos sus dueños: recolectar hortalizas y frutas para casa.
Otra razón de este florecer de la huerta es sumarse a la moda de consumir productos saludables. En tercer lugar también figura el deseo de contactar con la naturaleza para combatir el estrés y aprovechar tierras heredadas de los abuelos.
También cobran auge los propietarios de pequeños jardines que sustituyen el césped y las flores por plantas de tomates, fresas o lechugas. Incluso hay quien planta directamente en los sacos de tierra, por carecer de espacio, según señala Óscar Bran, de Viveros La Lloba, en Soto del Barco, donde los frutales han tenido que ceder espacio a las plantas de lechuga, calabacín o berenjena.
Quique Vegas y su amiga Yolanda Cedrón son neo-agricultores por necesidad y afición. Han plantado su huerto en Colloto. Vegas, madrileño afincado en Oviedo desde hace cinco años, casado con una asturiana, fotógrafo en paro, explica que siempre le llamó la atención la agricultura. «La afición me viene de mi familia extremeña», indica. Su tierra de 1.000 metros, con 500 trabajados, parece un vergel. Los diferentes tipos de lechugas se plantan alternando los colores verde y rojo.
La huerta también se abona en la red internet. Aficionados como ellos comparten experiencias y consejos en foros en los que incluso se organizan reuniones para intercambiar plantones y semillas. Uno de los empeños de Vegas es cultivar variedades autóctonas. Además, quieren montar un gallinero.
Y de forma paralela crecen los huertos urbanos, en principio pensados para generar ocio entre jubilados. En Asturias se han emprendido proyectos en Oviedo, Avilés, Mieres y Vegadeo, entre otros enclaves. En Carreño, la joven periodista en paro, Cristina Roces, con un máster en protocolo, ha puesto en marcha el proyecto «La Terrenal», para alquilar parcelas de 30 metros cuadrados a futuros hortelanos, deseosos de medirse con la azada y el picón. Roces asegura que en el huerto se le olvidan los problemas. Algo parecido le sucede a la somedana Ondina Álvarez, casada con el praviano Juan González, vinculada al movimiento Slow Food, promotores de una huerta ecológica en Forcinas de Abajo (Pravia). La actividad principal de la familia es la ganadería y hace años decidieron reutilizar la tierra y retomar el modelo de la casería asturiana: leche y carne en la base y productos de la tierra como complemento.
Emplean abonos naturales. «Nos lo comemos nosotros y lo cuidamos». Con el movimiento Slow Food, que aboga por los productos naturales, contactó a través de su cuñada, Conchita González, directora de la granja escuela Palacio de la Bouza, en la localidad sotobarqueña de Riberas, que en 2004 colaboró con el Ayuntamiento de Pamplona en la creación de huertos. Los González constatan que sus vecinos siembran más que antes.
Jaime Izquierdo, experto en desarrollo rural y pionero en preconizar una vuelta al campo, integrando la cultura urbana y la rural (lo «agropolitano»), subraya que al fenómeno de los huertos le faltan en Asturias y España apoyos administrativos, como en otros países de Europa. Pone como ejemplo Berlín, donde se asientan 80.000 huertos. Añade que alrededor de las ciudades siempre hubo actividad agraria, hasta que aparecieron los grandes centros comerciales.

Los niños que practican la jardinería aumentan sus capacidades intelectuales




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Muchos padres están muy preocupados del desarrollo cognitivo de sus hijos desde la gestación. Que la madre tenga una buena alimentación, que se exponga a música clásica, que el parto sea en las mejores condiciones. Una vez nacidos, la estimulación sigue siendo más que nunca, una de las preocupaciones más importantes para que el niño sea además de fuerte y sano, también inteligente.
En el Reino Unido la National Foundation for Educational Research realizó un estudio publicado por la Royal Hoticultural Society, que concluye que los niños que practican la jardinería, aumentan su desarrollo cognitivo, se vinculan con una vida más consciente de la salud física gracias a la buena alimentación, y socialmente adquieren conciencia ambiental, y al trabajar en grupo, una buena relación con sus pares y mejor autoestima.
El estudio consistió en entrevistar a 1,300 profesores y examinar 10 escuelas del Reino Unido, tanto de grandes como de pequeñas ciudades, encontrando que los niños que en sus colegios tenían programas de jardinería, comprendían científicamente los procesos de las plantas y tenían un rico vocabulario. La motricidad fina, el sentido de la responsabilidad, la alimentación sustentable y sana, eran otros de los valores adquiridos por los niños mediante la práctica de la jardinería.
Ya lo sabes. Si tienes un hijo pequeño, haz que sea tu ayudante en la implementación de un huerto urbano. De esta manera se verá estimulado por la naturaleza, cuestión que con el éxodo campo ciudad, se ha perdido casi hasta la extinción, porque se ha subvalorado el aporte que tiene la tierra en nosotros. Un error que debemos superarlo, para que las futuras generaciones se beneficien de él.
Revisa cómo hacer un huerto urbano en tu departamento, si el Jardín Infantil, no cuenta con planes ni programas que incluyan la práctica de la jardinería. Es fácil, barato, y solo requiere de un poco de dedicación y cariño.